Meses de vanidades y desengaños,
culpa la sucia boca del “qué dirán”,
triste cosa arrastran los putos años;
sin querer te hice daño,
sin querer y nada más.
No me digas lo que debo decirte.
No me hagas lo que debo hacerte.
Me da en la nuca perderte,
la sangre va por la suerte
y por la avenida el dolor.
Es como estar de frente ante la nada;
sólo queda un camino por recorrer;
los recuerdos son gotas anestesiadas,
son golpes en la quijada
y este vino sin beber.
Si este gemido brota desde el silencio,
si una lágrima surge en la oscuridad,
culpa a la tibia noche de tibio sexo,
penúltimo tibio nexo
que nos queda por cortar.
El presente es este humo que nos ahoga,
el futuro es un carro que ya pasó;
qué quedó de aquello de nuestra boda
y sólo porque está de moda
no quiero decirte adiós.
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