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martes, 7 de diciembre de 2010

Face to face vía mail: Aldo Novelli




-¿De dónde venís?
De los bordes del desierto del fin del mundo. Mi infancia transcurrió en Challacó (olla de agua, aunque era puro desierto de arena y arcilla roja) un campamento de YPF, hoy abandonado convertido en un paraje derruido. Allí, junto a un amigo y un perro manto negro que oficiaba de baquiano salíamos a cazar lagartijas vivas en los montes de alpatacos, para alimentar a una víbora que habíamos cazado viva también y con un estudiante de la facultad de petrolero habíamos “ordeñado” y luego extirpado sus bolsas de veneno para que quedara inocua. Claro que las 23 lagartijas encerradas en una jaula (una vieja lata de aceite) nos obligaba a cazar una ingente cantidad de hormigas negras para alimentar a las mismas. Toda una cadena alimentaria en un pequeño ecosistema creado por nosotros.
Como podrán darse cuenta, todo esto nos ocupaba completamente el día.

-¿Qué es el arte?
El arte es una de las manifestaciones del hombre que está más cerca de los dioses o del diablo que la construcción de un banquito de madera o una central nuclear, o al menos eso parece.

-¿Cómo te ves de viejo?
Sabio, inteligente, de fuerte atractivo personal y muy humilde de espíritu.

-Nómbrame una persona o institución o grupo o momento al que putearías.
CIA y sus innumerables sucursales y subsidiarias en el mundo, FMI, SIDE, SADE, AIP, ICAR, etc etc.

-¿Duele ser artista o se la creen para pasarla mejor?
Duele vivir, a algunos más que otros, duele que a otros les duela vivir, duele que otros mueran por tratar de vivir, duele que muchos mueran para que otros vivan, duele el hambre, la mezquindad, la muerte absurda, la muerte del amor, la muerte de hombres y mujeres torturados, asesinados, desaparecidos. Si todo eso nos duele, duele ser artista, sino simplemente la hacemos creer a los otros para pasarla mejor.

-Metafóricamente hablando… ¿Tuviste algún encuentro cercano del tercer tipo?
Una noche sin metáforas estaba cansado, no encontraba el camino a la chacra de mi amigo, daba vueltas y vueltas, me dormía y entonces la vi, venía de otras tierras, brillantes sus ojos y húmeda su boca supe que esa mujer verde a me deseaba, y me iba a amar…

-Ya sabemos que sos artista… Pero ¿Cómo parás la olla?
Artista difícilmente, poeta apenas, pero aún así vivo de la lectura y la escritura y luego como y bebo con el rebusque de Analista de Sistemas.

-¿A quién o a quienes les darías un Oscar?
Pregunta difícil, el Oscar representa fama y dinero y nada más. Premio más valioso a mucha gente desconocida que está haciendo que este mundo siga existiendo.

-¿Qué es más peligroso un pincel, una birome, un cincel, un instrumento musical, o un arma de fuego?
Seguramente la más peligrosa es el arma de fuego porque mata, y porque está en manos de personas que no deberían tener ni un tenedor en las mismas. Los otros utensilios, los de los artistas deben enfrentar y anular a las armas de fuego.

-Finalmente, ¿Cómo crees que va a estar el clima mañana?
Mejor, siempre mejor que ayer, siempre que estemos dispuestos, preocupados y ocupados en que así sea. Un abrazo patagónicos a los que hayan leído esto y a los que tuvieron la suerte de no haberlo leído.




POEMAS

el repartidor de agua
Manejé un camión por varios años
un inmenso Scania de 24 ruedas
con un tanque de 5000 litros de líquida carga
con el que recorría el inacabado desierto del sur
repartiendo agua bendita
a los habitantes de la estepa.
llevaba conmigo  biblias y crucifijos
para los más devotos
y miles de estampitas
con la imagen de 253 santos
cada uno retratado junto a mí.
fue una época gloriosa
cada pueblo me veneraba
como Nápoles a Diego
me invitaban a su mesa
bebía los mejores vinos
y comía las porciones más apetitosas de las bestias:
corderitos, chivos, jabalíes y ciervos
manjares que otorga sin pecado la fe,
y las mujeres más religiosas y devotas
me ofrecían voluptuosamente sus dones
mientras cantábamos en pleno éxtasis el aleluya.
fue un tiempo milagroso
donde la humanidad tenía el espiritu
inmerso en la fe divina
y creía firmemente en la salvación
que llegaba envuelta en una nube
de polvo y arena.


el ocaso de los ambiciosos
hice horas extras y trabajé de noche en un lavadero
para conseguir la guita necesaria
entonces alquilé un martillo neumático
coloqué un cartelito en medio de la calle
que decía: “busco oro”
y me puse a taladrar el asfalto.
se acercaron un montón de curiosos.
después de partir el asfalto
agarré la pala corazón
y empecé a cavar.
vinieron la policía, la ambulancia y los bomberos.
hice un pozo profundo
que me tapaba completamente.
vino un diputado de la nación
un juez y el fiscal de turno.
a los siete metros de profundidad
en una palada apareció repentinamente
una pepita de oro
que brilló en el fondo oscuro terroso
ORO! gritaron todos
y se arrojaron de cabeza al pozo
allí fueron curiosos transeúntes
policías políticos paramédicos
bomberos jueces y abogados.
yo escapé por un tunel lateral
que había cavado al efecto.
ahora camino por el centro de la calle ríendo
mientras revoleo por el aire
mi brillante roca de pirita.

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