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martes, 7 de diciembre de 2010

La corchea y el oxímoron: "Abejas"


Abejas
Intérprete: Las pelotas
Autor: Las pelotas
Álbum: Esperando el milagro
Año: 2003
Alejandro Gómez: trompeta, trombón, percusión y coros
Gabriela Martínez: bajo y coros
Germán Daffunchio: guitarra y voz
Gustavo Jove: batería
Sebastián Schachtel: teclados
Tomás Sussmann: guitarra y coros
Ex integrantes:
Alejandro Sokol: voz y guitarra
Gillespi: trompeta

Cuando Luca Prodan se va, Sumo queda en la más oscura de las tristezas. Luca había sido no sólo el líder sino el amigo, el camarada, el chabón con el que podías hablar de cualquier cosa y siempre tenía una respuesta a flor de labios. La ginebra y otros demonios se lo llevaron, y el resto quedó guacho. Después de un tiempo de luto, surgen "Divididos" y "Las Pelotas"; dos bandas que tiene lo suyo, pero sustancialmente distintas en la propuesta musical. Mientras Divididos entraba en el circuito comercial, Las Pelotas se instaló, a fines de los ochenta, en un lugar muy bucólico de Córdoba para elaborar su luto y planificar cómo seguían. Particularmente, si tengo que elegir me quedo con Las Pelotas, por su simpleza, sus ganas de poetizar el mundo, su humildad, y la fuerza que los acompaña.
Por ello hoy, hemos elegido el mejor tema de Las pelotas en todo sentido: por su sentimiento, por su interpretación, por su composición, por su temática, y podría seguir toda la noche, pero mejor vamos a lo nuestro.
Abejas, por Las Pelotas

Que casi siempre no fue nadie
que se yo, pero mírame hoy.
En esta ardua Argentina que nos tocó vivir, casualmente, nadie tiene la culpa de nada. No obstante, estamos hechos pelota, desahuciados, desahogados, hechos trizas. Quizás sirva de ejemplo, pero la Argentina, estadísticamente hablando, va primera en cantidad de gente psicoanalizada. ¿Por qué será? ¿Será porque nos queremos parecer a los del norte, pero somos de una raza distinta que no se banca el canibalismo? ¿Y cuándo vamos a ser nosotros mismos sin tratar de parecernos a alguien? ¿No ven que nos estamos autoflagelando? ¿No se dan cuenta que ese canibalismo empresarial sólo les va a otro tipo de raza que se la banca? ¿O es que nosotros somos tan obsecuentes que no somos capaces de sacar nuestras virtudes y aprender a convivir con ellas? Miráme hoy, suplica el yo literario, mira lo que quedó de mí. Por supuesto, y de eso estoy hablando… Mirá lo que quedó de mí por tratar con gente que trata de asimilarse al máximo al estilo de vida de otra raza. ¡Ah! ¡Pero a la hora de buscar culpables somos mandados a hacer! Le echamos la culpa a cualquier cosa menos a nosotros mismos… Me parece que en la Argentina, como en todo país del “tercer mundo”, hacen falta toneladas de espejos, y valor para mirarnos y declararnos culpables de tantas cosas… Porque esto es como la persona adicta, el primer paso es reconocerse enfermo para, después, encarar la enfermedad. Si nosotros no empezamos a hacernos cargo de nuestros errores, aprender de ellos y potenciar nuestras virtudes… Hermano, vamos a seguir quebrándonos las uñas tratando de salir del pozo…

Que quiero un día transportarte
a mi ser verás que no es así.
Por fuera, el yo lírico está destrozado a causa de vivir en una sociedad hipócrita y que tiene el mal gusto de querer pacerse a otra. No obstante, reconoce que muy dentro de él, guarda pedazos de lo que realmente es; su ser, aunque quebrado, se ha mantenido fiel y auténtico. Quiere mostrase tal cual es, pero no a cualquiera, sólo a aquellos que él quiere transportar y, a su vez, que se dejen ser transportados. El autor insiste en mostrarse, en abrir su ser, porque en él convive lo más auténtico, porque el ser fragmentado es lo que queda después de la batalla y, a veces, necesitamos de alguien que nos ayude a componer los pedazos; pero antes, el autor tiene que juntar coraje para transportar y mostrarse tal cual es.

Abrázame, te lo pido
Abrázame, tengo frío.
Según mi opinión, uno de los estribillos más copados del rock nacional. Por su simpleza, por su grandeza, porque dice exactamente lo que nos hace falta cuando estamos ausentes de afecto. Y es exactamente por esta razón que quiere mostrarse completo, porque su ser fragmentado sólo se compone con calor y afecto. El autor ruega, a alguien que ha descubierto no ser como los demás, que lo ayude a pegar los pedazos de su ser con afecto y calor.

Sabe que siempre he sido amigo
de guardar lo del corazón.
El yo lírico necesita mostrar sus fragmentos para componerse, no obstante, se muestra humilde y a la espera; nunca transa con sus sentimientos, sólo se muestra ante algo que vale la pena; el corazón, para él es el órgano más preciado de su ser y el más herido, el que más sangra cuando hay tajo sobre cicatriz. Es por ello que nunca se atreve a mostrar lo del corazón. A la vez, da la impresión de convocar a que el otro le cuente sobre su ser fragmentado y las heridas que guarda en su corazón. El autor es capaz, también, de dar afecto y calor para componer a esos seres quebrados y a esos corazones con cicatrices sobre tajos.

Que casi siempre armo líos
de los que después lloraré.
No obstante su intención, como nos pasa a cualquiera de nosotros, tenemos la fuerza, la intención, el calor y el afecto para dar, pero… Lo que no sabemos es regular y ubicar la cantidad de cada cosa en el momento indicado. O damos mucho calor y la relación se quema, o poco, y se enfría; o tenemos la intención, pero nos quedamos en eso; o la fuerza es excesiva o poca o llega en el momento equivocado, y terminamos haciendo más daño que antes… Por eso el yo lírico se lamenta y llora porque reconoce su desconocimiento en el balance de las cosas que tiene por dar; lo cierto es que esto nos pasa a todos, pero muy pocos lo reconocen y muchos menos se lamentan… Hay que tener cuidado con esto del dar… No sea cosa que nos salga el tiro por la culata…
Lo de siempre, éste es un análisis y/o interpretación personal, si vos tenés una distinta o mejor que ésta, estaría buenísimo que me la acercaras por mail para publicarla y/o estudiarla. De la misma manera, si un tema del rock nacional te gusta pero su letra te parece un tanto difícil, sería un placer para mí intentar un análisis del mismo. Cuídense y no se pierdan… porque ya hemos perdido tantas cosas…

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