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lunes, 31 de enero de 2011

Te lo cuento: "El reino de los cielos"



En Ruca Choroi una anciana hizo pasar un chivo por el ojo de la aguja de su telar. Muchos se fatigaron explicándole La Palabra, pero ella asegura que el mes próximo hará pasar un cordero.

Haikus para el desayuno



13
Cuando la noche,
la cigarra cantará
su propia muerte.


14
El sol provoca
las montañas lejanas
en el desierto.


15
Suerte inocente.
Este bosque se incendia
cada atardecer.

Cancionero: "Hasta que la piel aguante"


La mesa que espera el vaso; un paso seduce al camino;
un beso es el destino de otro que aguarda en mis labios.
Las ideas dibujan cruces en los charcos estancados;
la revolución es un cambio de andén; puro odio permutado.

Cada quien es el espejo de otro molusco girando;
el ocio del abandono es un gesto manoteando.
Las banderas se barajan entre el cielo y la tierra.
Las plazas y los pañuelos recuerdan y no dan tregua.

Como bandada de pájaros
los dedos cortan el aire,
cortan el aire,
hasta que la piel aguante.

Cada muerte se refleja en los ojos de las palomas;
desde el banco algún Sodoma quiere comprar su cielo.
Decime pibe, ¿acaso no oís, el eco de la comedia?
¿Qué hacemos cuando las manos se nos caen hasta el suelo?

¿Qué hacer si la sonrisa es cicatriz sobre tajo?
Chango, no te la creas, sentate y prendete un faso,
que la vida es todos los días y todos los días trabajo.
La muerte, pibe, no se repite, y llora con cada fracaso.

Opinión: Soy, pero no

Aún llevo la imagen a cuestas, cuando, en la edad más cruel y despiadada (entre los 6 y 12 años), íbamos en banda a cazar pájaros cada uno con su gomera. No teníamos intención de nada y hasta nos parecía natural que un chico de nuestra edad se dedicara a eso, lo único que queríamos probrar ante nuestros amigos, era la puntería que teníamos.
No puedo arrepentirme del hecho que estoy narrando, y menos a los 47 años, lo comento porque al empezar a escribir la nota se me vino la imagen a la cabeza y seguramente algo me dirá. De más está decir que a mis hijos les prohibí lo que en mi niñez yo hacía. Y aquí está el punto.
¿Cómo hacer para que nuestra vida sea impoluta, aún de niño, para tener la suficiente autoridad moral que se requiere para criar a un niño? Muchas veces me sorpprendo diciendo que no a alguno de mis hijos por algo que yo hice en su momento y nadie me lo negó.
Entiendo que no hay manuales bajados del cielo que nos indiquen como ser buenos padres, pero lo que seguro es que no podemos predicar con el ejemplo.
La experiencia de lo vivido, nos sirve únicamente para saber qué es lo que está bien y que es lo que está mal para aplicarlo a nuestros hijos, pero nunca desde el punto de vista moral, porque fallaríamos en el primer intento.
Yo atribuyo a esta incoherencia la culpa de la duplicidad del ser humano o, lo que es lo mismo, su ambigüedad. Ya estamos llegando. La ambigüedad nos define de las otras especies al igual que la risa, y vivir sin la duplicidad objeto-sujeto sería como mínimo una locura. El hombre de por sí es objeto y también es sujeto; puede un hombre moverse como máquina o robot en el trajín cotidiano, pero también cuando ve a una mujer hermosa, su sujeto lo impele a decirle un piropo o invitarla a salir. Ambas denominaciones son inseparables, y volviendo a tema de la caza de pájaros, en la niñez es cuando estamos empezando a forjar estos dos elementos que nos definen, por tanto cazamos pajaritos de manera objetiva (verificando el tamaño de la piedra, calculando la fuerza que deberemos hacer, apuntando, etc.), y la parte subjetiva del niño aparece en la soledad de su cuarto, media hora después, o aparece en la adolescencia, o en la madurez, o por qué no, en la ancianidad, pero lo seguro es que aparece para pasarnos factura de nuestros errores y sobretodo de nuestras incongruencias en le educación de nuestros hijos.
Por ello, es decir, por tener la ambigüedad cargada continuamente sobre nuestras espaldas, es que hacemos algo que sabemos que está mal, pero no queremos que lo hagan nuestros hijos (el par objeto-sujeto).
En la madurez de mi vida me estoy dando cuenta que en más de una oprtunidad les he mentido a mis hijos para que no hagan aquello que yo ya hice y que sé que está mal. Lamento que suceda esto, pero la formación del ser humano pasa también por la experiencia y, a veces, ésta no es muy grata para tomar decisiones morales.


Buenas noches, Beirut
Intérprete: GIT
Autor: GIT
Álbum: GIT
Año: 1984
Alfredo Toth: bajo y voz
Pablo Guyot: guitarra
Willy Iturri: batería y voz

Pablo Guyot y Willy Iturri tocaban juntos en Banana, una banda que duró cuatro años y logró cierta repercusión en los pubs del Gran Buenos Aires. Alfredo Toth venía de integrar Los Gatos Salvajes, Los Gatos. Fueron invitados por Raúl Porchetto para ser su banda soporte en 1980, para la presentación de "Metegol". Cuando decidieron independizarse como trío, Charly García convocó a Iturri para su disco "Yendo de la cama al living". Guyot se incorporó entonces a Zas y Toth tocó con Fantasía y con Piero. En 1983 decidieron grabar un demo para difusión radial y Charly García los convocó nuevamente para grabar "Clics Modernos" (1983) y "Piano Bar" (1984). Sus primeros simples son "Oh mi amor" y "Acaba de nacer", que conducirían a la grabación de la primera placa propia: "G.I.T." (1984), con producción de García. La segunda placa llamada "el disco negro de GIT" fue duramente criticada por la prensa, pero alcanzó cifras muy altas en ventas. Fueron la primera banda argentina en editar un disco en Estados Unidos. Lograron revertir el desgaste natural de 4 años de éxito para grabar "Primera sangre" y encarar otra popular gira por Argentina y Estados Unidos. Tras una separación de cuatro años, retornaron a las salas de ensayo en 1992 y dieron forma a "Distorsión". Luego de muchos años de silencio, en el verano del 2010, concretaron el regreso en el Cosquín Rock, donde anunciaron una gira nacional.

Con el dolor en la piel
y el miedo en el corazón
Desde el vamos, el yo lírico habla desde el punto de vista de un habitante de Beirut que no tiene nada que ver con los sangrientos sucesos que acontecen en su ciudad, es decir ama a su dios, pero no está dispuesto a derramar tanta sangre en su nombre; ajeno totalmente a la guerrilla, en la época más ardiente, habla desde su piel y desde su corazón. Tiene miedo y siente dolor porque está despierto (en el plano simbólico) y jamás justificaría una guerra religiosa. Por otro lado, esta canción fue compuesta en el año 1984 y, aún hoy, Beirut sigue siendo un conjunto de ruinas bombardeadas continuamente.

Con la muerte en la sien
el llanto es oración.
La muerte puede llegar en cualquier momento, porque seas del bando contrario o porque no tomas partido en la contienda. No obstante, lo único que le queda a este habitante de Beirut es llorar y rezar… Llorar y rezar por él, por los suyos, para que todo acabe de una vez. Una vez más, en pleno caos, miseria y muerte, el habitante de Beirut no tiene más opciones que rezar; el llanto, ante tanto salvajismo, se convierte en oración.


Entre la guerra y la fe
películas de terror.
¿Qué convirtió a Beirut en una salvaje zona de guerra? ¿Por qué una ciudad sin atractivos turísticos, económicos, sociales o políticos, es disputada sin piedad por decenas de grupos religiosos, antagónicos y fanáticos? ¿Quieren saber la respuesta? Pues, Beirut es desbastada por razones “religiosas”, si, tal cual lo escribo. Y yo me pregunto… Habiendo tantos dioses en la contienda, ¿ninguno de ellos tiene la suficiente misericordia para detener todo este desastre? ¿Qué clase de Dios puede permitir semejante ultraje en su nombre? ¿Acaso vale la pena? ¿Cómo es que no va a haber una película de terror entre la realidad y la fe? La película de terror se ubica en el centro de la cuerda que se trenza entre los dioses y la desaforada  guerra… ¡Oh, Dios! ¿O debo decir dioses? ¿Por qué no la cortan un poco?

¿Cuándo acabará?
¿Cuándo acabará?
¡Oh, Dios!
Quiero que apaguen ya la película de terror, no me anima ni me atrae, sólo me desconcierta, me desubica ¿Por qué nadie apaga la película y nos vamos todos tranquilos a casa? Porque en estos países de oriente medio no puede haber un solo Dios, sino tantos como interpretaciones fanáticas se hagan de las tablas de la ley. ¿Cuándo acabará? se preguntan los habitantes de Beirut ante tanto desastre. Insisto ¿Vale la pena una sola gota de sangre por un poco de fe? En verdad, no tengo una respuesta para ello, en este sentido estamos como en la Edad Media, cuando la Iglesia tenía tanto poder sobre los reinos que podían obligarlos a empresas tan utópicas como la recuperación del Santo Grial, cuando en realidad lo que querían era recuperar la Tierra Santa… Toda guerra tiene un por qué, el tema es que ninguno la justifica.

La oscuridad también es
mil ojos que ya no ven.
Enceguecidos por la beligerancia y el salvajismo religioso, la oscuridad ya no es sólo la falta de luz, sino los ojos desorbitadamente fanáticos de aquellos que combaten, ciegos, contra sus propios hermanos para hacer prevalecer a su dios. A esta altura, me pregunto ¿será sólo una guerra por motivos religiosos? ¿no hay nada escondido detrás de tanta masacre? El oriente medio es muy codiciado por los grandes del planeta, porque por ahí pasaría el caño que llevaría petróleo desde Arabia a los EEUU… “Dejemos que se maten solos, y a los que quedan los matamos nosotros…” Deben estar pensando los grandes… “Mientras tanto usemos la guerra religiosa como pantalla…” “La oscuridad también es mil ojos que ya no ven” La ignorancia y el fanatismo hicieron el resto…

Y nadie puede dormir
con el infierno en los pies.
Más de lo mismo; ¿qué habitante de Beirut, que se considera fuera de esta guerra, inocentes niños, resignados ancianos, puede vivir tranquilo con un infierno en los pies? Quisiera aclarar nuevamente, no son dos bandos, uno contra otro, sino mucho peor son varios bandos que se disputan la supremacía de su propio dios.

¿Y cuántos han matado
en nombre de su Dios?
Finalmente, el yo lírico se pregunta “¿cuántos han matado en nombre de su Dios?” Y la pregunta es válida porque nadie… absolutamente nadie, sabe la respuesta.


Face to face vía mail: Thomás Watkins


         Actualmente, en qué proceso de escritura estamos:
Estoy trabajando en una serie de poemas cuyo tono me cautivó de entrada, es decir lo que se iba manifestando para mí en la relación palabra y melodía. Me he detenido en la disposición textual, la medida de los versos y el encabalgamiento, cuestiones que, pienso, le otorgan a los poemas una sintaxis particular. Estoy disfrutando mucho del proceso. Creo que la gracia está ahí, ¿no? en el acto mismo de escribir, cuando tus sentidos son absorbidos por todo el mecanismo. Dar a conocer una obra es menos importante que su gestación. Valery decía que no hay obras terminadas sino “abandonadas”. Bueno, también es saludable mantener una cuota de desconfianza cuando se está demasiado satisfecho. La autocomplacencia es peligrosa.

Contame dónde naciste y cómo te criaste:
Nací y me crié en Neuquén. En los ‘80 el paisaje era entre urbano y pueblerino, característica de ciudades como la nuestra. Bardas, ríos y deambular por el centro a la hora de la siesta. Podías encontrar lagartijas o alacranes a pocas cuadras de tu casa y jugabas a la pelota en calles por donde no pasaba un auto en horas, las mismas que hoy están plagadas de semáforos. A pesar del tiempo, algo queda de aquellos buenos días.

Cómo surgió en vos este chiste de la poesía:
         El momento en el que me di cuenta de que tenía que escribir fue alrededor de los 17. Había terminado el secundario y rumbeé para Roca a estudiar abogacía. Supongo que la soledad y el haberme alejado de la casa de mis padres me impulsaron a escribir. Me acuerdo que llené un cuaderno, destinado a una de las materias (prácticamente en blanco), en poco tiempo. Escribí torrencialmente aforismos, reflexiones, narraciones y poemas, todo un gran desahogo volcado sobre las hojas. No sé qué había operado en mí. De la universidad, ni hablar. Metí una materia o dos y me volví. Pero ya había picado, ya estaba adentro. Empecé a leer sobre figuras retóricas, métrica y poética. Me entretenía de noche hasta tarde. Seguía acumulando poemas y textos en prosa de todo tipo. Fue una de las etapas más fértiles de mi vida. Luego mandé algunos de ellos a un concurso y gané cuatro premios en tres categorías, lo cual, imaginate, me dio un empuje terrible. Mi primer contacto con escritores fue así, un poco violento y exhibicionista, ¿no? Yo tenía 18 recién cumplidos y me vinieron a hacer una nota para una radio y otra para una revista. No sabía qué decir.
        
Qué te gustaría ser cuando seas grande:
El problema de ser adulto es que tenés menos margen para la inocencia. Me gustaría convertirme en esa clase rara de editor que publica textos exclusivamente de su agrado y no por negocio.

Nombrame dos personas a las que les darías un chirlo en la cola:
Como dijo Pacheco, “cada vez interesan más los poetas, la poesía cada vez menos”, aludiendo al hecho de que son tiempos en los que se presta más atención al rótulo que a la obra, al circo más que al fondo. Los que se merecen un chirlo son quienes, ya sea por vanidad o por ingenuidad, están más preocupados en figurar que en escribir. Ojalá que algún día se den un auto-chirlo quienes mantienen cinco blogs y tres webs cuando se den cuenta de que, por la urgencia de “material fresco”, arrebatan los textos. Pasa en Neuquén y en todas partes. Ser escritor tiene que ser una responsabilidad antes que un privilegio.

Duele ser poeta o es la versión romántica de un hipocondríaco:
Es un tema delicado. Pienso que en el intento por expresar lo sensible el poeta puede confundirse con el objeto observado y, así, pensar que hablar de uno es hablar de todo. Que estés enfermo o pienses que lo estás –o, incluso, que desees estarlo– no te hace mejor escritor. Ningún viaje que te comas garantiza los frutos, salvo, claro está, los del “figuretismo” o de la autocomplacencia.
Hubo enormes escritores que sufrieron padecimientos físicos o mentales pero que no hicieron bandera de su condición. Es más: escribieron a pesar del dolor. Pienso en Bernhard, Dylan Thomas, Kafka, Maupassant, Dostoievski, Nietzsche. Desarrollaron obras indispensables en permanente desventaja. La contrapartida actual es que hay escritores-auto-bombo que dan charlas y talleres pero que, en mi opinión, no son buenos o no tienen nada para decir. Esto contribuye a nivelar para abajo, a que se establezcan, por visibles, modelos mediocres. Yo creo que hay buena literatura y mala literatura, y la distancia entre ellas no tiene nada que ver con el dolor real o fingido (para usar palabras de Pessoa).
                                                                                                
Cómo sentís que debe ser la poesía:
Hay poesía para todos los gustos, afortunadamente. Porque el gusto siempre cuenta, y tu contexto, y tus condiciones como sujeto lector. Los autores que más me gustan son los que no hacen literatura solamente, es decir que no se quedan en la obrita magistral para el estante. La idea más o menos estandarizada de literatura suena a entretenimiento, diversión o enseñanza. Bueno, hay autores que trascienden estas consideraciones, que te ponen en vilo con vitalidad y desesperación: William Burroughs, Dino Campana, Antonin Artaud, Martín Adán, más algunos de los que ya nombré. Si la pregunta apunta a qué espero de la poesía o de la literatura en general, yo espero que sea buena. No importa estética, ideología, época. Se escribe mucho y se publica mucho y la mayoría no es bueno. En este sentido, los blogs, o al menos cierto uso que se hace de ellos, son un arma de doble filo. Tenés inmediatez, pero también falta de revisión y precariedad.
Como escritor pienso que es importante conocer de composición, pero eso tampoco te garantiza que seas bueno, que tengas algo para decir o que no te repitas. Hay buenos poetas que cometen errores ortográficos y malos poetas cuya gramática es muy digna. Mientras, uno ve que en los indispensables la experiencia se traduce en simpleza. A mí me gustaba pensar con Huidobro que no hay que decir “rosa” sino hacerla surgir del texto –omitir aquello de lo que hablás, según Borges–, lo que me sirvió durante algún tramo. Luego, Gonzalo Rojas me dijo que él no se metía con las partes de las flores, pero que esto no era impedimento para ver “el color de la hermosura”. Es decir que todo está ahí, y uno toma lo que puede en el esfuerzo por encontrar la voz propia.

Cuáles son tus obras terminadas y las publicadas:
En 2007 publiqué un libro de poesía intitulado 26, gracias a una buena propuesta de la editorial El Suri Porfiado. Antes había publicado una versión artesanal del mismo libro en 2004, cuando armamos con Celebriedades un pequeño emprendimiento editorial. Por el 2004 también comencé a escribir otro libro que se llama Mitología, con el que gané, ese mismo año, el primer premio de poesía de la Universidad del Comahue. Además me han incluido en varias antologías, algunas de las cuales me alegro de integrar: la convocada por Cristian Aliaga para el Fondo Nacional de las Artes, llamada Poetas novísimos del sur de la Argentina, la Peces del Desierto, coordinada por Luciana Mellado y Jorge Maldonado desde Comodoro Rivadavia, 16 poéticas de la editorial Limón, y la próxima a editarse por la platense “Los detectives salvajes”, a cargo de Julián Axat.

Qué le aconsejarías a los pibes para que no se vuelvan locos con la birome:
No, yo les diría que sí: ¡vuélvanse locos con la birome! Que escriban y que se expresen y que busquen reflexionar cada vez más sobre el lugar que ocupan en el mundo. No creo que la inclinación por escribir en los adolescentes le haga mal a la literatura sino todo lo contrario. Es más: ojalá que exista tal inclinación. Lo invasivo de las nuevas tecnologías genera ruido y distracción. Frente a ello, prefiero que los chicos divaguen escribiendo y tomando mate en las plazas.
Creo que le hace más daño a la literatura, y, por añadidura, a la cultura en general, la mala costumbre de publicar compulsivamente obras de porquería, que, encima, gozan de buena consideración y, en el peor de los casos, terminan en las escuelas. No me quiero poner solemne ni generalizar, por supuesto, pero si a los chicos les das mala literatura es probable que les cueste un poco más despegarse de esos modelos. Entonces digo que habría que revisar la herencia, es decir, qué les vamos dejando los más grandes ¿no?

Hay mucha gente que te considera un artista, pero de qué trabajás:
Trabajo hace once años en el Centro de Documentación del Consejo Provincial de Educación.

Cómo creés que va a estar el clima mañana:
A pesar de que todo tiende a generar una visión pesimista del futuro –porque el presente es bastante desesperanzador–, no hay que dejar de tirar para adelante buscando convertir la mierda en belleza. Tenemos que ser conscientes y autocríticos. El clima de mañana tiene todo que ver con lo que pase hoy.


Bailarina en polvo

Vuelve, estaba imprevisto,
sorprende por mágico
de lo doxa que es pero funciona,
pongo en palabras algo que tu pollera sabe
que ilumina, se abre,
seguro que se abre y que mi oficio a estas alturas es un fraude, otra vez
¡disculpas! es la última, pero
no siempre hay la sangre a mano pero
todo lo que tengo, así entre los dedos
y hasta el sol, lo que perdura
en el vuelo total,
reverberos de la palabra ahora, su costo,
digo
mi cuerpo todo junto y el lugar donde se halla
lo nervioso intelectual, diría todo
más todo el sexo de mi virtud y de mis deudas,
y todo lo que pienso y oigo cuando todo mieda,
todo yo, mi espesor, mi texto en peso,
mi ánima final que testifica el aire,
digo todo y ya es tuyo, y también
mis ganas de tocar
lo vano y justo,
vuelve, es el eco de tu nombre,
Thamar
Thamar
el eco de tu nombre,
Thamar

Roce urbano: "La fuente"



Gira el agua en la rotonda.
Canta el líquido
en la laguna sus vapores,
mientras las amas de casa
lavan sus vajillas
y sus medias.
“¡La ropa sucia se lava en casa!”,
dirán algunos,
pero qué mejor que tanta fuente
en el colapso del verano.

Agua y más agua emerge
de la tierra nueva,
y los pibes se bañan felices
en el oportunismo municipal.

Las doñas vuelven con sus trastos limpios,
limpia las almas de los pibes
que corren por el césped recién regado.

Pero nosotros seguimos con sed.



Malabares: "Nada queda ya"



Nada queda ya.
Todo está por suceder.

Mi carne te desconoce y está ocurriendo,
todavía,
lo que alguna vez murió.

Quisiera entrar
por el beso que me abres
para ir de boca en boca buscando el resto;
sin temor a repetirnos;
torpemente,
tropezando con el cielo.

Cuando el amor ocurre nace también algo terrible,
necesariamente.

miércoles, 26 de enero de 2011



El hombre que volaba saltó de la rama y huyó vertical hacia el cielo. Bien alto se lució en piruetas, vueltas y saltos mortales. El hombre azul, clavó los pies en la tierra, apuntó y desarmó al hombre que volaba con un balazo en la frente.
-¡Fanfarrón...! -dijo, y le dio un puntapié al perro verde para que marchara.

Haikus para la cena



10
El aguacero
levanta mil ampollas
en cada charco.



11
La mariposa
regala polvo de alas
a cada rosa.



12
Joven semilla,
en tu interior acecha
el Universo.

Cancionero: "Guardia baja"


La mosca que te zumbó rajó con la guardia baja.
El jugo no te marcó la mano de las barajas.
El viaje termina acá, donde la suerte se acaba;
dos corazones nunca oyen lo que la lengua les habla.

El amor es lo que sangra cuando el moretón ajusta;
si aún tuvieras vergüenza, sería cuestión de risa.
Bajate los pantalones y apretá bien las muelas
quede de esta no te salva ni el Portal de la Patagonia.

El amor es una mujer
que pasa dos veces la gorra.
Cómo te duele, mi amor
la fiebre que te amontona.

Recatate, salmón, que este bondi, no te aparta de la fiesta.
Esta vez sos la masita, la noticia de ayer, la pirueta.
Palo seco al mentón. Como viste no hay vuelto.
Dejaste escapar al lobo y te comieron el cordero.

Estos sesos tan dulces te pudrieron la membrana;
la Parca te lo hubiera dicho por cinco monedas falsas.
Tomate un fernet, campeón, y buscate en las noticias,
en una de esas te vemos en las fotos con Cristina.

Tengo mis razones para creer que el hombres jamás pisó la luna. "Un paso pequeño para el hombre y uno inmenso para la humanidad" me huele a verso.
La luna es irreversible, inhóspita e indómita como siempre. Con un simple vistazo nos damos cuenta que el hiombre no la ha contaminado, pues no hay shopings, ni casa de masajes, ni tiendas outless, ni regatton... Gracias a Dios no tenemos, aún, contacto directo con la luna; sigue siendo para nosotros un enigma romántico que se oscurece y brilla a su antojo; una banderita (si es que la hay) no cambia para nada la faz lunar. Quiero creer que la cara de la luna todavía no ha sido horallada por el pie del hombre, porque no hay tierra en sus zapatos; porque tengo la fortuna de saber que la luna es tierra de poetas y no de astrólogos; porque su luz sigue siendo brillante y natural, y no de neón o de alumbrado público; porque sigo creyendo que cuando se habla de la luna, se está hablando de poesía, de fantasía y misterio; porque la luna no es sólo el satélite que gira alrededor de la tierra, sino es un dios que nos protege durante la noche e ilumina el sendero de los caminantes nocturnos; porque pálida y andrógina, otorga sin pedir e inspira sin pretensiones; porque es la cara de la esposa de dios; porque está sola y tiene frío. Por todo esto y mucho más, sé que la luna fue, es y será un milagro cotidiano que aparece cuando las sombras son demasiadas y los motivos perpetuos.

La corchea y el oxímorón: Bicho de ciudad



Bicho de ciudad
Intérprete: Los piojos
Autor: Los piojos
Álbum: Civilización
Año: 2007
Andrés Ciro Martínez: voz, guitarra y armónica
Gustavo Kupinski: guitarra
Juanchi Bisio: guitarra
Miguel Angel Micky Rodríguez: bajo
Sebastián "Rogger" Cardero: batería

Ex integrantes
Daniel Buira: percusión
Daniel Piti Fernández: guitarra

Formados hacia fines del '88 entre un grupo de amigos de El Palomar, Caseros y Villa Bosch, Los Piojos comenzaron su carrera tocando en pubs de la zona oeste del Gran Buenos Aires. En base a una propuesta musical que incluye fuertes influencias de los Rolling Stones, en sus comienzos, para luego identificarse con el folklore rioplatense (fundamentalmente, el tango y candombe) y una propuesta escénica marcada por la teatralidad de su cantante, letrista Andrés Ciro, consiguen en poco tiempo aumentar la cantidad de seguidores. En el '90 reciben un espaldarazo fundamental en su carrera, los Redonditos de Ricota los señalan como la banda revelación del año.
¿Qué voy a hacer con tanto cielo para mí?
Voy a volar, yo soy un bicho de ciudad.
Al autodenominarse “bicho de ciudad”, inmediatamente “cielo” pasa a ser la gran urbe.

¿Qué voy a hacer? ¿Cuál es el camino a seguir?
Voy a soñar con ese beso al regresar.
La desesperación, la angustia y la paranoia que genera la ciudad, incitan al autor a soñar con un beso. Es cierto, creo que nadie imagina algo mejor; apura el vino para llegar pronto a casa.

Cierro los ojos, no imagino algo mejor.
Respiro hondo y tomo el vino…
Y no te asustes
si me río como un loco;
es necesario
que a veces sea así.
Será la vida        
que siempre nos pega un poco.
Nos encandila
con lo que está por venir…
En medio de tanta paranoia, es necesario hacer catarsis de vez en cuando para no volverse loco. La vida nos tira palos que a veces son difíciles de digerir. Nos viven deslumbrando con un futuro mejor, pero siempre se trata de luces inalcanzables, fuegos fatuos de ciudad; la zanahoria frente al burro.

Bajo un árbol me refugio del calor.
En el silencio, escucho el río.
Es imprescindible, en la gran ciudad, hacer, de vez en cuando, un break, buscar la sombra, escuchar el río y los pájaros, de lo contrario la locura nos atrapa y no nos suelta.

Tengo algo mal pensado,
little baby en el colchón.
Lloviznando de repente,
dónde está mi amor.
Piró. No puede manejar sus pensamientos; tiene visiones; ha comenzado a llover sobre el autor; sólo atina a preguntar por su amor.

Llegué de lejos.
Yo te quiero en lo que se de
alguien que te está buscando,
sed hay en sus manos.
En su locura, ha viajado lejos; se reconoce ajeno a sí mismo y dice que la está buscando; no puede con su sed.

Es perfecto el aire,
la cumbre bajo el sol.
De lo que quede de mí,
te llevo un poco.
Encontró la paz en su locura; en un momento de lucidez quiere regalarle a su amor un poco de lo quede de él.