En las calles y la gente, me soy.
Si el viento norte trae
resaca de otros tiempos, me soy.
Me soy en las pancartas y en las marchas,
en los carteles me soy
Con el político corrupto, me soy.
Suelo serme cuando el asfalto aprieta
las flores del camino.
Me soy en los platos de sopa líquida.
Me soy en los entreveros por un plan.
En los prostíbulos y en las cárceles,
en los ancianos,
me soy.
Me siento que soy en los lavacoches,
en las estampitas,
en los rosarios de los semáforos.
Me soy en la tinta.
Me soy en los versos.
En las cosas que quedan por decir
y en los silencios obligados, me soy.
Me soy por arte de la ciudad que no perdona.
Siento el hacha en mis manos cuando me soy.
Me soy en los relojes y en los párpados;
en los que están parados al costado del camino;
en los que no caben;
en la pompa y los suburbios.
Me soy en la entrega y en el despropósito;
en la luna clara, me soy.
Ya las cosas quedan
y no.
Ya las manos dicen
y no.
Ya las palabras.
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