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domingo, 20 de febrero de 2011

Cancionero: "La apuesta"



“Te apuesto que al Fausto ese al toque lo hago caer
p’ q’ no me hagás parecer un pobre diablo ’e cartón.”
Le dijo en esa ocasión, el pobre diablo a Jesús.
“Te juro por esa Cruz que su alma será mía,
me nefrega la porfía de tus ángeles del cielo;
y no se me mueve un pelo, q’ p’ esto ‘toy canchero,
ese Fausto por el suelo buscará su redención;
ni hablar que lo del perdón te lo dejo para vos…”

El Cristo como una seda lo midió indiferente,
ni frío ni muy caliente, más bien como una roca,
le dijo: “Esto no es poca cosa lo que propones,
si no tuvieras pantalones te daría una paliza,
no cabés en la camisa y te creés con razones
p’ mostrarme los calzones y largarme el desafío;
de ese Fausto no me fío pues su pecado mayor
fue buscar el amor en los libros y en la ciencia.”

“¿Y vos hablás de amor? Si cuando las papas quemaban
dejaste a la tribu parada y te borraste a “sufrir…”
¿Qué te importaba morir, si después resucitabas?”
“Que no se te gire la taba.” Le dijo Cristo al diablo.
“Mi Padre te paga salario p’ que seas lo que sos.
Si no te aguantás la fiesta enderezá p’ la cueva
q’ en el cielo, aunque llueva, todos tenemos patrón.
Y si no te gusta el escritor podés irte a otra historia.

Arremangate, campeón, que tus diablos de firulete
ni tu cara de membrete, me mueven un pelo ‘el lomo.
Ni siquiera por asomo v’iá devolverte el cross;
en esto no cabe Dios, q’ está ‘nel baño y no puede
atenderte como debe: yo solito me la puedo
y hago un pacto con vos: veamos si el Fausto ese
te adora como parece o se acerca más al cielo.”
La serpiente por el suelo se arrastra y el ángel vuela.

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