(La casa se reserva el derecho de admisión y permanencia. Esta página no se hace responsable de las opiniones vertidas por su autor)

domingo, 20 de febrero de 2011

La corchea y el oxímoron: "Canción del jardinero"


Mírenme soy feliz,
entre las hojas que bailan
cuando atraviesa el jardín,
el viento en monopatín.
El yo lírico se encuentra feliz, como el resto de la gente (“hojas que bailan”), cuando por el país soplan vientos de democracia y de paz.

Cuando voy a dormir
cierro los ojos y sueño,
con el olor de un país
florecido para mí.
Cuando dormimos tranquilos, nos atrevemos a soñar ilusiones y proyectos en un país “florecido”, de distinta manera, para cada uno.

Yo no soy un bailarín
porque me gusta quedarme
quieto en la tierra y sentir
que mis pies tienen raíz.
No obstante, el autor, tiene los pies en la tierra y no le gusta soñar con utopías cuando todo anda bien. El tema del arraigo fue, para María Elena, un tópico recurrente en su carrera; ella jamás quiso abandonar su país, por peor que viniera la mano. De última puedo seguir escribiendo canciones para niños con un alto voltaje de sentido metafórico y decir aquello que no está bien o que viola los derechos humanos.

Una vez estudie,
en un librito de yuyos,
cosas que sólo yo sé
y que nunca olvidaré.
Ese “Librito de yuyos”, dicho de manera tan natural, hace referencia a la tan vapuleada Constitución Nacional. Fue el libro menos respetado durante la dictadura y los gobiernos posteriores, y, a la vez, el más leído por María Elena, tan leído que jamás lo olvidará. No obstante, siempre existe la posibilidad de que cada cual lo lea a su manera, lo interprete a su manera y pelee a su manera por sus derechos.

Aprendí que una nuez,
es arrugada y viejita,
pero que puede ofrecer,
mucha, mucha, mucha miel.
Aquí María Elena usa la nuez como metáfora de los ancianos; viejitos y arrugados, aún pueden dar buenos consejos si los sabemos escuchar. En este caso particular, creo que María Elena se refiere al Presidente Illia, viejo, lento, pero estaba sacando de a poco al país del pozo en el que se encontraba; los ansiosos y la malintencionada oposición de siempre lo derrocaron.

Del jardín soy duende fiel,
cuando una flor está triste,
la pinto con un pincel,
y le toco el cascabel.
María Elena se declara fiel al país y a sus ideas. Cuando las cosas se ponen mal, cuando el país necesita el hombro de los ciudadanos, ella está dispuesta a asumir el rol que le corresponde. Es más, alienta a sus compañeros (“pintándolos con un pincel” o “tocándole un cascabel”), es decir, recordándoles nuestras raíces ideológicas y planeando la lucha para seguir resistiendo.

Soy guardián y doctor
de una pandilla de flores
que juegan al dominó
y después les da la tos.
Esta estrofa es una de las más complicadas por la cantidad de símbolos que María Elena propone; vamos por partes y después trataremos de unir todo. En primer lugar, “Pandilla de flores” me suena a un grupo de gente con un ideal en común, pero con ideas propias (porque cada flor es distinta a la otra o tiene distinto color o tiene diferente aroma). Luego, María Elena se ubica en el lugar de “guardián” y “doctor”, es decir, que vigila y apuntala tanto la ideología como las ideas individuales del grupo. Por otro lado, el dominó es un juego de estrategia, paciencia y perseverancia, los jugadores ansiosos pueden “trapicarse” y comenzar a toser. Por último, María Elena vigila y apuntala no sólo las ideas y los ideales del grupo, sino que, además, controla y subsana los errores de estrategia, de paciencia y de perseverancia que tiene el grupo cada vez que se ponen a organizar algo, como “jugar al dominó”, por ejemplo.

Por aquí anda Dios
con regadera de lluvia
o disfrazado de sol
asomado a su balcón.
¿Quién será este personaje autodenominado “Dios” que anda repartiendo lluvia, iluminado y asomado a su balcón? La respuesta me parece demasiado obvia, pero, francamente, no se me ocurre otra. Personalmente opino que se trata de un Perón endiosado por la multitud, haciendo “llover” cosas sobre el pueblo (ya todos sabemos el carácter paternalista y dadivoso que tuvo el general Perón y Evita en sus gobiernos), el Perón iluminado, prodigando luz y calor a sus descamisados, y asomado al mítico balcón de la Casa Rosada.

Yo no soy un gran señor
pero en mi cielo de tierra
escondo un tesoro mejor
mucho, mucho, mucho amor
Se define de condición humilde, con la cabeza en el cielo y los pies en la tierra, atesorando amor en cada acción o idea que encara.
Gracias María Elena.


No hay comentarios:

Publicar un comentario