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viernes, 29 de abril de 2011

Opinión: El poder de la humildad

El mes pasado me invitaron a un encuentro de escritores en Punta Alta. Si bien ya conocía la ciudad, debo admitir que no me pareció un lugar en donde la cultura se haya desarrollado como en otros puntos del país. Lo mío no fue sólo una intuición, sino que mi impresión se basaba en la proximidad de la ciudad con la base naval Puerto Belgrano. Y los argentinos ya estamos quemados de espanto cuando se produce la comunión entre cultura y militares.
Después entendí que hoy, como argentinos, debemos meternos en el bolsillo muchísimos prejuicios hijos de una nefasta época no muy lejana. Sí señor, hay militares poetas, músicos, pintores. Poco a poco se va creando una especie de tímida cultura entre los hombres y mujeres de las fuerzas armadas que, no sólo tienen una producción bastante decorosa (en algunos casos superior), sino que, además, les está cambiando la cabeza.
Esta evolución hacia un ejército más humanizado (jamás creí que podía escribir esto), partiendo desde lo cultural, ha logrado que base naval y ciudad se complementen culturalmente para ofrecer un circuito artístico poderoso, incipiente y sobre todo humilde.
Pero lo que me lleva a escribir estas líneas no es la calidad (quién soy yo...) del producto artístico puntaltense, sino la humildad, la sencillez y la increíble labor de los organizadores y participantes para comunicar a los foráneos su pasión por el arte.
Tengo en mi haber muchos encuentros de escritores, la mayoría aquí, en el alto valle de Río Negro y Neuquén; en todos ellos los protagonistas fueron siempre el "individualismo" y las "camarillas" de viejos conocidos; escritores subidos al más alto pedestal de las letras con lucidas coronas de laureles en sus testas; jamás intentan integrar al "nuevo" al punto de ningundearlo tanto a su persona como a su obra. Si bien es cierto que la distancia nos juega en contra, ¿cómo es que podemos tener una fraternal conversación con artistas de Córdoba o de Mendoza o del mismo Buenos Aires y no podemos lograr una mínima charla con poetas de la zona? Otro dato, todo intento de formar una especie de "círculo de escritores" ha fracasado, yo creo que por las razones expuestas. Pareciera que por aquí nos tenemos miedo... Miedo al ridículo, miedo al rechazo, miedo al qué dirán, miedo al fracaso... en fin... Más datos: en el barrio en donde vivo, tengo como vecinos a otros tres escritores. ¡Qué bueno! diría un puntaltense, sin embargo la realidad es otra: jamás nos juntamos a tomar una cervezas y charlar de bueyes perdidos... ¡Claro! Cada uno está tan metido en lo suyo, tan temeroso de su obra, tan malditamente mezquino, que no le queda un minuto de tiempo para compartir con sus congéneres un verso, un párrafo, una reflexión...
Amigos de Punta Alta, gracias a ustedes recuperé la idea de humildad y comunión que nos debemos los escritores patagónicos. No todos son iguales, hay muchos que piensan más o menos como yo y la pelean todos los días para que la poesía salga a la calle de la mano de sus hacedores.
Tenemos mucho que aprender, ésta es la idea que debe movilizarnos; bajarnos de los pedestales de barro y quitarnos las coronas de espinas. "Humildad" es la palabra que quizás nos reúna, "pasión" es la palabra que nos movilice. Aún tengo fe, renovada fe gracias a mis compañeros de Punta Alta que con poco hicieron algo verdaderamente grande.
Un sincero abrazo y gracias por recibirme como un hermano más.

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