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lunes, 31 de enero de 2011

Malabares: "Nada queda ya"



Nada queda ya.
Todo está por suceder.

Mi carne te desconoce y está ocurriendo,
todavía,
lo que alguna vez murió.

Quisiera entrar
por el beso que me abres
para ir de boca en boca buscando el resto;
sin temor a repetirnos;
torpemente,
tropezando con el cielo.

Cuando el amor ocurre nace también algo terrible,
necesariamente.

miércoles, 26 de enero de 2011



El hombre que volaba saltó de la rama y huyó vertical hacia el cielo. Bien alto se lució en piruetas, vueltas y saltos mortales. El hombre azul, clavó los pies en la tierra, apuntó y desarmó al hombre que volaba con un balazo en la frente.
-¡Fanfarrón...! -dijo, y le dio un puntapié al perro verde para que marchara.

Haikus para la cena



10
El aguacero
levanta mil ampollas
en cada charco.



11
La mariposa
regala polvo de alas
a cada rosa.



12
Joven semilla,
en tu interior acecha
el Universo.

Cancionero: "Guardia baja"


La mosca que te zumbó rajó con la guardia baja.
El jugo no te marcó la mano de las barajas.
El viaje termina acá, donde la suerte se acaba;
dos corazones nunca oyen lo que la lengua les habla.

El amor es lo que sangra cuando el moretón ajusta;
si aún tuvieras vergüenza, sería cuestión de risa.
Bajate los pantalones y apretá bien las muelas
quede de esta no te salva ni el Portal de la Patagonia.

El amor es una mujer
que pasa dos veces la gorra.
Cómo te duele, mi amor
la fiebre que te amontona.

Recatate, salmón, que este bondi, no te aparta de la fiesta.
Esta vez sos la masita, la noticia de ayer, la pirueta.
Palo seco al mentón. Como viste no hay vuelto.
Dejaste escapar al lobo y te comieron el cordero.

Estos sesos tan dulces te pudrieron la membrana;
la Parca te lo hubiera dicho por cinco monedas falsas.
Tomate un fernet, campeón, y buscate en las noticias,
en una de esas te vemos en las fotos con Cristina.

Tengo mis razones para creer que el hombres jamás pisó la luna. "Un paso pequeño para el hombre y uno inmenso para la humanidad" me huele a verso.
La luna es irreversible, inhóspita e indómita como siempre. Con un simple vistazo nos damos cuenta que el hiombre no la ha contaminado, pues no hay shopings, ni casa de masajes, ni tiendas outless, ni regatton... Gracias a Dios no tenemos, aún, contacto directo con la luna; sigue siendo para nosotros un enigma romántico que se oscurece y brilla a su antojo; una banderita (si es que la hay) no cambia para nada la faz lunar. Quiero creer que la cara de la luna todavía no ha sido horallada por el pie del hombre, porque no hay tierra en sus zapatos; porque tengo la fortuna de saber que la luna es tierra de poetas y no de astrólogos; porque su luz sigue siendo brillante y natural, y no de neón o de alumbrado público; porque sigo creyendo que cuando se habla de la luna, se está hablando de poesía, de fantasía y misterio; porque la luna no es sólo el satélite que gira alrededor de la tierra, sino es un dios que nos protege durante la noche e ilumina el sendero de los caminantes nocturnos; porque pálida y andrógina, otorga sin pedir e inspira sin pretensiones; porque es la cara de la esposa de dios; porque está sola y tiene frío. Por todo esto y mucho más, sé que la luna fue, es y será un milagro cotidiano que aparece cuando las sombras son demasiadas y los motivos perpetuos.

La corchea y el oxímorón: Bicho de ciudad



Bicho de ciudad
Intérprete: Los piojos
Autor: Los piojos
Álbum: Civilización
Año: 2007
Andrés Ciro Martínez: voz, guitarra y armónica
Gustavo Kupinski: guitarra
Juanchi Bisio: guitarra
Miguel Angel Micky Rodríguez: bajo
Sebastián "Rogger" Cardero: batería

Ex integrantes
Daniel Buira: percusión
Daniel Piti Fernández: guitarra

Formados hacia fines del '88 entre un grupo de amigos de El Palomar, Caseros y Villa Bosch, Los Piojos comenzaron su carrera tocando en pubs de la zona oeste del Gran Buenos Aires. En base a una propuesta musical que incluye fuertes influencias de los Rolling Stones, en sus comienzos, para luego identificarse con el folklore rioplatense (fundamentalmente, el tango y candombe) y una propuesta escénica marcada por la teatralidad de su cantante, letrista Andrés Ciro, consiguen en poco tiempo aumentar la cantidad de seguidores. En el '90 reciben un espaldarazo fundamental en su carrera, los Redonditos de Ricota los señalan como la banda revelación del año.
¿Qué voy a hacer con tanto cielo para mí?
Voy a volar, yo soy un bicho de ciudad.
Al autodenominarse “bicho de ciudad”, inmediatamente “cielo” pasa a ser la gran urbe.

¿Qué voy a hacer? ¿Cuál es el camino a seguir?
Voy a soñar con ese beso al regresar.
La desesperación, la angustia y la paranoia que genera la ciudad, incitan al autor a soñar con un beso. Es cierto, creo que nadie imagina algo mejor; apura el vino para llegar pronto a casa.

Cierro los ojos, no imagino algo mejor.
Respiro hondo y tomo el vino…
Y no te asustes
si me río como un loco;
es necesario
que a veces sea así.
Será la vida        
que siempre nos pega un poco.
Nos encandila
con lo que está por venir…
En medio de tanta paranoia, es necesario hacer catarsis de vez en cuando para no volverse loco. La vida nos tira palos que a veces son difíciles de digerir. Nos viven deslumbrando con un futuro mejor, pero siempre se trata de luces inalcanzables, fuegos fatuos de ciudad; la zanahoria frente al burro.

Bajo un árbol me refugio del calor.
En el silencio, escucho el río.
Es imprescindible, en la gran ciudad, hacer, de vez en cuando, un break, buscar la sombra, escuchar el río y los pájaros, de lo contrario la locura nos atrapa y no nos suelta.

Tengo algo mal pensado,
little baby en el colchón.
Lloviznando de repente,
dónde está mi amor.
Piró. No puede manejar sus pensamientos; tiene visiones; ha comenzado a llover sobre el autor; sólo atina a preguntar por su amor.

Llegué de lejos.
Yo te quiero en lo que se de
alguien que te está buscando,
sed hay en sus manos.
En su locura, ha viajado lejos; se reconoce ajeno a sí mismo y dice que la está buscando; no puede con su sed.

Es perfecto el aire,
la cumbre bajo el sol.
De lo que quede de mí,
te llevo un poco.
Encontró la paz en su locura; en un momento de lucidez quiere regalarle a su amor un poco de lo quede de él.